El formato digital y el impreso son dos maneras de entender la información. Cada una con sus componentes diferenciadores. Una editorial interactiva aúna medios de expresión, dedicando a cada “canal” mediático unos elementos y una personalidad propia.
El editor de medios se enfrenta a la disyuntiva de “cambiar el chip”, ya que el nuevo carácter informativo requiere un esfuerzo acomodaticio a nuevas tendencias. Se puede plantear un trípode para el formato impreso, y una mesa para el digital. Para entender ambos términos, se genera un esquema de producción distinto:
- Formato papel: aspecto comercial, editorial, técnico/creativo e impreso.
- Formato digital: aspecto comercial, editorial, técnico/creativo y tecnológico.
El factor diferenciador es el tecnológico. Los productos impresos varían su apariencia por la capacidad de la rotativa o la imprenta plana de generar diversas paginaciones, formatos, barnices, relieves, grapados o presentaciones. Estas variaciones no afectan al formato publicitario, a la oferta de contenidos o a la capacidad de lectura del usuario. El lector posee toda la información en papel desde la compra o recepción del producto; sus acciones de interactividad se limitan a rellenar un cupón promocional, escribir una carta o sugerencia o participar en un concurso.
Los productos digitales, por su parte, dependen de muchos más factores; a saber: un formato avanzado basado en la interacción constante con el usuario, formas de publicidad on-line activadas por “hits” o impactos, o patrocinios por espacios de píxel por zonas específicas, spots de vídeo informativos o comerciales, cookies que crean un rastro de consumo del usuario, permitiendo un acierto extremo en el público objetivo, encuestas on-line de resultado inmediato, posibilidad de valoración al instante de productos o servicios, blogs o comunidades de opinión, y otros múltiples elementos que no son posibles careciendo de un gestor de contenidos adecuado, unos códigos de ad-server válidos y en formato abierto y avances tecnológicos para poner nuestra “publicación” al día, desde su cómoda visión en las PDA,s y los móviles actuales, hasta la inspirada colocación de columnas, menús y secciones.
La evolución de Internet, gracias al ancho de banda de transmisión de datos, es mucho más rápida que la de las imprentas, cuya máxima variación ha sido, además de la cadencia de producción, el tamaño físico de los aparatos y el uso de diferentes tintas, la recepción de trabajos en PDF y la desaparición del fotolito.
En esta situación, hay que tener en cuenta que todo avance rápido en Internet debe ser implementado en los medios virtuales a corto plazo. Un gestor personalizado requiere altas dosis de inversión cada pocos meses para adaptarse a las tendencias tecnológicas; algo que, en el formato impreso, no era necesario. La inmediatez, de este modo, no se produce sólo en diseño y contenidos, sino también en elementos tecnológicos.
Más que de un enfrentamiento o un choque entre ambos formatos -digital e impreso- los medios de comunicación en la actualidad deben confrontarse y mejorarse mutuamente a todos los niveles. Sabiendo, no obstante, que la investigación y desarrollo en uno de ellos, el digital, lleva una cadencia evolutiva mucho más rápida.
Juan Pablo Mateos Abarca