Los formatos electrónicos se han estandarizado a la hora de ser ofertados sobre terminales digitales de lectura. Las grandes diferencias se basan en la eficacia de navegación, el color, la rapidez de acceso, la usabilidad y la compatibilidad. Cuando un editor convencional se enfrenta al dilema de digitalizar sus libros, se pregunta qué formato le resulta más útil para penetrar en el mercado digital. Tenemos varios modelos, cada uno con sus ventajas e inconvenientes.
Un libro electrónico sin la capacidad de enlazar a internet recuerda a aquellos PC,s que carecían de conexión y nos resultaban útiles. El libro digital debe tener la facultad de vincular sus textos y gráficos a internet, enriqueciendo la información sin límites. Un libro electrónico puede ser leído de forma convencional, gracias a tintas de escala de grises, pero incrementa de forma exponencial su valor cuando incorpora color, videos o enlaces.
El video le otorga la capacidad de generar imágenes en movimiento, impensables en cualquier formato impreso y poco utilizado en los libros digitales convencionales. El color le otorga el cromatismo visual necesario para resultar atractivo y los enlaces, finalmente, la capacidad de alzar el vuelo y conectar, contando con una conexión adecuada (HSDPA, UMTS, 3G o wifi) con cualquier zona del ciberespacio ampliando la información entre sus líneas.
La forma de lectura evoluciona, y el lector agradece la posibilidad de navegar y leer cuando considera que la temática puede ser mejorada con movimiento o vínculos que amplíen la información. Los pies de página convencionales pueden convertirse, así, en un fondo documental interminable de referencias y datos a otras zonas de la red. Del libro pasamos al documento enriquecido, que genera la sensación de un libro abierto a múltiples posibilidades.
Entre los formatos actuales (Epub, código abierto potenciado por Google); AZN, código por licencia auspiciado por Amazon; PDF, de Adobe, la extensión más universal y compatible, y TXT o RTF, formatos primarios pero de gran facilidad de apertura, encontramos diferencias que son relativas respecto a la capacidad de lectura, pero las grandes cualidades que convertirán un libro electrónico en algo diferente son:
- Interactividad: el libro puede dar lugar a toda clase de planteamientos, desde preguntas que el lector debe responder hasta juegos, acertijos, ecuaciones o problemas que resulten didácticos o informativos mientras lee.
- Color: un libro en escala de grises tiene como ventaja que evita el efecto reflejo gracias a la tinta electrónica, pero en la era del color, infrautiliza su potencial. El editor debe contar con que el libro a color es un atractivo filón de venta.
- Multimedia: todo lo que se mueve, es visual y dinámico, atrae al ciberlector, cuanto más videos incorpore más atractivo será para el público objetivo del producto. Por ejemplo, accionar videos de época en un libro histórico enriquece su experiencia de lectura.
La extensión PDF es la que más se fiel se conserva respecto al documento originario, mientras otras extensiones cambian su tamaño y se adaptan a la pantalla que las interpreta, tanto en paginación como en cuerpo o tipo de letra. Si queremos fidelidad del documento, un PDF la consigue replicando la página en papel, pudiendo ser enriquecido con zonas de pulsación.
Las tabletas digitales de diversas marcas, utilizan formatos libres Epub para adaptarse a diferentes patentes y modelos de pantalla, desarrollando ciertas incompatibilidades con la ventaja de ser leídas por múltiples terminales de diferentes tecnologías de hardware.
AZN, por su parte, es un formato desarrollado ad-hoc para la familia de terminales Kindle, siendo únicamente para su uso y disfrute sobre la tienda Amazon y su oferta de publicaciones. El terminal Kindle es un lector “a medida” de esta librería virtual, que requiere un gasto elevado para una tableta con limitadas capacidades, es decir, cumplir la función de la lectura. Sin embargo, el 15 de noviembre sale a la venta Kindle Fire, un sistema que aúna la capacidad Android con la gran oferta de contenidos de Amazon. Kindle se convertirá, a precio reducido, en un producto para consumir contenidos (música, video, cine), pero su reducida pantalla y algunas carencias en potencia y procesador, es probable que le mantengan lejos de la estela de iPad.
Cuando Apple ideó iPad, observó unas medidas adecuadas para realizar este tipo de publicaciones y que fueran leídas con facilidad. El iPad es un producto multifuncional, que supera con creces la mera capacidad de lectura enriquecida, pero su soporte es idóneo para leer, a color y, con el software adecuado, permitirá cualquier creación multimedia sobre su pantalla (acciones de marketing, rich media, hiperlinks…). Sin embargo, la labor creativa de su software, sus cámaras y sus capacidades, lo convierten no sólo en un lector de productos de consumo, sino una autentica herramienta de trabajo, capaz de rodar a la máxima compatibilidad con el software desarrollado expresamente para su empresa.
El mercado de tabletas digitales con procesador y programas desarrollados para ellas, convierten el libro electrónico exclusivo en un producto demasiado limitado para su oferta, que cumpliendo su función, resulta insuficiente para quien desea un terminal que ofrezca prestaciones profesionales y de ocio.
Sony, Papyre, Inves y otras marcas han recreado sus propios lectores de libros electrónicos, siempre en escalas de grises y con funciones puramente lectoras.
Los formatos como mobipocket, FB2, Microsoft Reader o el Lrf de Sony se extinguen o son compatibles con los de código libre o por licencia, gracias a acuerdos de compatibilidad (véase Kindle u otras tabletas), pero siguen teniendo su parcela, minoritaria, de oferta para libros digitales.
El futuro libro digital tiende a la interactividad, creando un puente entre los contenidos de texto y toda la gama de efectos, multimedia y posibilidades que permite internet, las nuevas pantallas a color sin reflejos y la tecnología.
Juan Pablo Mateos Abarca