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LA MEJOR PROPUESTA PARA ESTE VERANO

Un recorrido por el romántico y atractivo Danubio

Cruceros desde cuatro noches a la travesía completa del gran río

miércoles 22 de octubre de 2014, 12:37h
Recorrer la parte más romántica y atractiva del Danubio, con todas las ventajas a bordo y sin preocuparse de nada es, sin duda, una de las mejores propuestas para este verano. El mayor especialista en cruceros fluviales de Europa, Croisi Europe (www.croisieurope.com) tiene la más completa oferta desde junio hasta octubre y distintos recorridos, que van desde lo más concreto, en un crucero de cinco noches, visitando Budapest, Bratislava, Viena y Passau a una travesía de casi todo el gran río, atravesando seis países durante 12 días.
En los últimos tiempos, los cruceros están seduciendo a un creciente número de viajeros españoles. Los viajes por mar tienen muchos atractivos, pero pueden pecar de cierta monotonía y de la masificación que exigen los grandes barcos. Una de las mejores opciones, que une el placer de navegar en barco con el atractivo de conocer grandes y pequeñas ciudades y hacerlo sin agobios y en una dimensión humana, es un crucero fluvial, recorriendo uno de los grandes ríos de Europa.

Sus ventajas son bastante evidentes. Un crucero fluvial es el más cómodo y despreocupado medio de conocer otros países, otras formas de vivir. El hecho de recorrer Europa admirando ricas culturas, que se fueron originando al calor de las cuencas de sus ríos, es una experiencia tan atractiva como inolvidable. A bordo todo son facilidades. Se trata de unas verdaderas vacaciones en libertad deleitándose con el paisaje, charlando con los amigos y descansando. No hay que angustiarse para encontrar mesa en un restaurante, ni buscar transporte para ir más rápido o llegar a tiempo, no hay que estar pendiente de la seguridad.

En un crucero hay que olvidarse de hacer maletas después de cada etapa. Los camarotes y el propio barco ofrecen todas las comodidades posibles, todas las que permiten las dimensiones limitadas de estos cruceros de río, que no deben compararse con los súper cruceros de mar, tanto por su capacidad como por las instalaciones a veces tan ilimitadas como los mares que surcan.

Por el contrario tienen atractivos importantes: visitas a pie (ya que los muelles están en el corazón de las ciudades), atmósfera más familiar, lo que permite mejor comunicación y convivencia con el resto del pasaje, la práctica imposibilidad de marearse dada la estabilidad de cauces fluviales regulados por esclusas, etc. Y cuando la travesía resulte algo tediosa o los elementos atmosféricos no acompañen, nada mejor que un buen libro, una agradable música o una copa para relajarse y disfrutar del tiempo libre. Todo esto se hace especialmente válido en un crucero por el gran río europeo por excelencia (aunque sea el segundo en tamaño): el Danubio.

Una travesía apasionante

Durante varios días se navega por este río que nace en la Selva Negra y fluye hasta el Mar Negro, cruzando numerosos países de la Europa Central. En la travesía se puede admirar ciudades centenarias, castillos medievales, iglesias barrocas y hermosos palacios, así como algunas de las capitales más atractivas, como Linz, Viena, Bratislava, Budapest, Belgrado o Constanza, según la duración e itinerario elegido. Junto a estas importantes urbes que han tenido un destacado papel en la historia europea, el recorrido permite conocer lugares con cierta magia, como el castillo de Durnstein, en el que estuvo encerrado Ricardo Corazón de León a su vuelta de las Cruzadas y que sólo su trovador (¿y amante?) supo encontrar, o la abadía de Melk, que inspiró las intrigas de Humberto Eco y su “El nombre de la rosa” o la pequeña aldea de Willendorf, apenas vislumbrada desde el barco y cuyo principal mérito fue encerrar entre sus tierras desde hace 20.000 años la primera obra de arte humana, la famosas Venus que lleva el nombre del pueblo.

Son frecuentes las escalas en Linz, capital de la Alta Austria y preciosa ciudad barroca. Dos personajes han marcado su historia: el emperador de la casa Habsburgo, Federico III, que pasó aquí sus últimos años y que llegó a convertirla en la ciudad más importante del Sacro Imperio Romano Germánico, y Adolfo Hitler, cuyos padres están enterrados muy cerca y donde él mismo acudió a la escuela. Desde el balcón de su Ayuntamiento, Hitler proclamó la anexión de Austria. Hitler quiso hacer de Linz el modelo ideal de ciudad que soñó en sus grandilocuentes fantasías, junto con su arquitecto Albert Speer, incluso en los últimos días de la guerra se recreaba examinando los planos de la futura ciudad. De aquella fantasía hoy solo queda el enorme Puente de los Nibelungos y un par de edificios grises; en cambio, la ciudad conserva su aire barroco, especialmente en su Plaza Mayor, con la característica columna a la Santísima Trinidad que recuerda el triunfo sobre la peste.

En la casi totalidad de cruceros que propone Croisi Europe se incluyen, entre otras visitas a Viena, con sus grandes palacios imperiales, edificios de elegante arquitectura barroca, teatros y óperas, obras maestras del Art Nouveau, galerías y grandes colecciones de arte y, como no, música clásica. Pero en la capital austriaca están también las mejores tiendas, las típicas tabernas de vino “heurigen”, los pequeños restaurantes “beisi” y los locales nocturnos más animados.

Melk es una coqueta ciudad con callejuelas empedradas, sencillos y armónicos edificios de los siglos XVI y XVII y tranquilas plazas llenas de terrazas, pero sobre esa quietud que la haría igual a cientos de pueblos de Centroeuropa, destaca la descomunal abadía que, según se dice, inspiró a Humberto Eco para “El nombre de la rosa”, aunque ni época ni estilo tienen nada en común. La abadía benedictina de Melk debe su estado actual a la reconstrucción que se hizo a principios del siglo XVIII. La iglesia y los edificios que la rodean, incluyendo su espectacular biblioteca y el museo, son de estilo barroco, con los característicos colores dorados. Tan bella es la vista que ofrece alzándose sobre el risco que domina la ciudad, como la que se contempla desde su amplia explanada abarcando un meandro del Danubio.

Muy cerca está Dürnstein, otro tranquilo pueblo en un precioso enclave cuyo principal mérito es albergar las ruinas de un castillo medieval en el que estuvo preso Ricardo Corazón de León entre 1192 y 1193. Al regresar de las Cruzadas, Ricardo fue descubierto cuando viajaba disfrazado y hecho prisionero por Leopoldo V. Se cuenta que nadie en la corte inglesa conocía su paradero ni, por tanto, podía negociar su rescate. Sólo su fiel trovador Blondel se animó a ir en su busca. No llevaba armas sino su laúd y una canción que compartían en secreto, como su amor, Ricardo y él. Durante meses recorrió castillos y fortalezas de media Europa, pero por fin, en Dürnstein, alguien contestó a su canción con las mismas estrofas y así el fiel Blondel descubrió la prisión de Corazón de León. Poco después se consiguió su liberación.

El Danubio menos conocido

Otra de las escalas es Bratislava, la joven capital de Eslovaquia. Visitar esta ciudad, tras la maratón de Viena o Budapest resulta un confortable paseo. Todo tiene una escala en miniatura, todo está próximo, todo es tranquilo y cordial. El centro de la ciudad es peatonal y se vuelca a la orilla del Danubio. Tiene una fuerte personalidad por la rara y armónica combinación de edificios y por la animada vida que se observa en sus calles y plazas. La catedral de San Martín, donde durante casi tres siglos tuvieron lugar las coronaciones de los reyes húngaros, el Ayuntamiento antiguo, con su peculiar patio con arcadas, el Palacio Primacial y el Teatro Nacional son los edificios más representativos. Pero la Bratislava más auténtica se descubre recorriendo sin prisas la calle Michalská o la Plaza Principal y sus coloridas terrazas, los callejones, como el Bastova, el más estrecho de la ciudad, los mercadillos que surgen en cada plazuela, las fuentes donde la gente combate el calor metiendo los pies en el agua, las cervecerías donde curiosamente se debe pedir vino eslovaco y no cervezas checas...

Una visita a Budapest no se entiende sin el recorrido por las joyas de Buda: el Bastión de los Pescadores, la iglesia Matias, el Palacio Real que hoy alberga varios museos, el barrio del Castillo o... el Museo del Vino que permite por un precio único conocer y saborear hasta 50 variedades de deliciosos vinos húngaros. En Pest es imprescindible la visita al Parlamento (sólo en grupos y con rígidos controles de seguridad), el Puente de las Cadenas, la Ópera, la Plaza de los Héroes, el Parque Municipal, el barrio judío, las calles Vaci y Andrássy y la plaza Vörösmarty, las más animadas de la ciudad.

Los que se animen a hacer un recorrido más amplio pueden elegir el programa “Del Danubio Azul al Mar Negro” que parte de Linz y recorre seis países, incluyendo, entre otras, las capitales Viena, Bratislava y Budapest para luego internarse en la parte menos conocida del Danubio, visitando Kalocsa y Mohacs en Hungría, con posibilidad de presenciar un show ecuestre en la Puszta; también Novi Sad, Belgrado y Donji Milanovac en Serbia; las célebres Puertas de Hierro, Roussé, Bucarest y Tulcea en Rumania, para terminar el recorrido en Constanza, la bella ciudad a orillas del Mar Negro.

LAS PROPUESTAS.

Dada la variedad de recorridos y duración de estos cruceros, los precios también son muy distintos. Por ejemplo el viaje de cinco días/cuatro noches cuesta sólo 451 euros con salidas en octubre y noviembre; los recorridos más amplios de seis días están a partir de 745 euros y los hay hasta finales de septiembre; de Belgrado al Mar Negro durante ocho días cuesta 1097 euros, mientras que el recorrido inverso llegando a Budapest sale por 1.757. Los que se animen a hacer el Danubio al completo, durante doce días y también válido durante todo el verano hasta mediados de octubre, deberán abonar 1.919 euros.

En los precios de estos cruceros están incluidas todas las comidas, desde la cena del primer día al desayuno del último, las bebidas durante las comidas a bordo (agua, vino, cerveza, zumo y café), alojamiento en cabina doble exterior con ventana y baño completo, animación, asistencia a bordo, cóctel de bienvenida, noche de gala, seguro de asistencia/repatriación y tasas portuarias.

Croisi Europe dispone de una flota de 26 barcos que navegan por los más bellos ríos de Europa. Todos ellos están decorados con sumo cuidado y equipados con las últimas tecnologías. Son muy espaciosos y luminosos y ofrecen un ambiente acogedor y refinado. Su capacidad varía entre 100 y 180 pasajeros. La compañía es líder europea en turismo fluvial, debido tanto a su dinamismo, calidad y precios como a su sentido de la innovación, ya que la mayoría de sus embarcaciones tienen menos de seis años. Todas nuestras cabinas son exteriores y climatizadas. Están equipadas con televisión por satélite, caja fuerte, radio, secador de pelo y baño con ducha. Los barcos disponen de un salón-bar y un restaurante donde disfrutar de la gastronomía, uno de los factores principales de su éxito.
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