Juan Pablo Mateos Abarca
Juan Pablo Mateos Abarca | Miércoles 22 de octubre de 2014
Comprar por Internet es una realidad en muchos ámbitos, pero algunos se revelan difíciles. La cultura sociológica es un parámetro importante para valorar que servicios o productos son susceptibles de ofrecerse al consumidor virtual, con lecciones básicas de conductas. Algunas de ellas preestablecidas por el (1) contexto de mercado, otras por (2) pautas de comportamiento insertas en el inconsciente colectivo y finalmente aquellas (3) razones de índole estructural.
(1) Cuando hablamos de “contexto de mercado”, nos referimos al uso de las nuevas tecnologías para el comercio centradas en un poder adquisitivo concreto, una oferta acorde a la demanda, unos productos “vendibles” por la red –la ropa se ha mostrado intratable en la venta por Internet, la gente quiere tocar la prenda y ver si le “sienta bien”-, la rapidez en la necesidad del nuevo producto o servicio, la globalización de mercancías y los diferentes tiempos de lanzamiento de algunos productos de alta tecnología –España lleva un desfase respecto a EEUU, por ejemplo con el I-phone-. Todas estas variables configuran el entorno de mercado.
(2) Cuando analizamos el “inconsciente colectivo”, se refiere al ámbito más intangible y abstracto del tránsito mercantil. Temor a que nuestros datos se pierdan en la Red, hábito de ver la cara del vendedor en el trato físico directo, desconocimiento de la informática y su utilidad práctica, temor a la estafa, fraude o a que el artículo no corresponda a lo solicitado, “demonización” de la técnica, etc…
(3) Finalmente, los problemas de “índole estructural”, se representan en la lentitud de la Red para ideas de venta basadas en vídeos en alta resolución o programas web de videoconferencia. El estancamiento de programas 3D que por su complejidad de uso o carencias impiden la muestra diáfana del servicio ofrecido (por ejemplo la venta de pisos de las inmobiliarias) y falta de creatividad, o exceso de ella, que no es acorde con el planteamiento técnico actual de las tres W,s (World Wide Web).
Como en otras cuestiones, España tiene cierto retardo no sólo a la hora de recibir productos vendibles en las tiendas -lo que obliga a muchos consumidores a recurrir al mercado extranjero en la Red-, sino también respecto a la idea de negocio que debe primar en Internet: seguridad, rapidez, eficacia y un buen trato de distancia al cliente antes, durante y después de la venta. Estos cuatro ingredientes son susceptibles de ser tratados en próximos artículos. En el mercado europeo y el español en particular, aquello que provoca menor riesgo de pérdida monetaria y permite un flujo de mayor rapidez de venta, es lo que ha triunfado en el consumidor masivo: Billetes de transporte a bajo precio, ya sea en avión u otro medio de viaje; pequeñas compras de música, video u ocio y todo aquello que no “compromete” al consumidor en caso de engaño o timo.
El momento de las “grandes compras” del consumidor basadas en Internet aún no ha llegado, y se limita a sistemas de alta seguridad de finanzas y transacciones de gran volúmen.
Algunas webs orientales y anglosajonas han entendido con facilidad que el generar confianza en el comprador en Internet no sólo se consigue con sistemas de seguridad de última generación, aunque PayPal y otros recursos han dado un gran avance. El verdadero avance es crear un ambiente de cercanía, por medio de chats con vendedores en tiempo real e incluso videoconferencia. La evolución futura será conseguir “estar en el tiempo” sin “estar en el espacio”, es decir, verse, hablarse, tal vez algún día “tocarse” u “olerse”, sin una cercanía física real, entendiendo la realidad como un concepto cada vez más complejo. La metafísica virtual comienza a ser un hecho, porque nada vende mejor que una sonrisa, un apretón de manos que genera confianza y seguridad, o una buena colonia.
Juan Pablo Mateos Abarca
TEMAS RELACIONADOS: