Juan Pablo Mateos Abarca | Miércoles 22 de octubre de 2014
El conglomerado de editores, distribuidores y puntos de venta desarrollado durante el siglo XX no hacía pensar, hace menos de diez años, que un concepto así – quiosco virtual- sería barajado por los grandes grupos editoriales de forma tan decidida. Sin embargo, ya se ocupan posiciones sobre dónde hay que estar, con qué sistemas se puede contar y cómo vender los periódicos y las revistas durante las próximas décadas.
Resulta llamativo, pero no ha sido internet el causante de algo tan obvio, sino los terminales de alta movilidad que permiten llevarse el “quiosco” a cuestas. Los sistemas integrados de suscripción no deben implicar para el usuario dificultades a la hora de consumir productos editoriales, los conceptos de globalidad de servicios, facilidad de pago, interconectividad de plataformas y venta unificada prevalecen para construir un quiosco virtual. La fragmentación de la oferta de productos, la separación de sistemas por lagunas de tecnología o la complejidad de uso en la compra y navegación serán impedimentos de una pasarela de venta exitosa.
El término “quiosco virtual” empieza a ser una realidad que no suena exagerada ni un vocablo de marketing sobre un futuro cercano. Es un hecho. Los grandes grupos unifican sus fuerzas y separan sus propuestas en bloques diferenciados, aunando tecnologías de desarrollo para aportar una oferta de servicio conjunta , que no espante al lector ni le obligue a navegar por la red para encontrar su publicación y descargarla sobre sistemas móviles de última generación (Ipad, Tablet, Iphone, Pda,s).
Pero hay más. Esa unión de productos de venta no resulta atractiva si no implica a su vez una compatibilidad de plataformas que permita pasar de un sistema a otro con facilidad, sin quebraderos de cabeza para el lector y con sencillez de pago. El pago de servicios, a medida que se masifica, se hace confiable, el factor de que un ejemplar editorial tiene un coste de compra mínimo, ayuda a generar la idea de poco riesgo, algo que impulsa el consumo.
Los aspectos que pueden llevar a la estrategia exitosa de una plataforma de venta de productos editoriales multi-formato serán los siguientes:
1) Componer una oferta de productos variada en un solo escaparate, independientemente del sistema operativo que se utilice o el aparato electrónico que defina la tarea de “leer” la publicación. Este escaparate de venta, cuantos más productos incorpore, más focalizará la entrada de consumidores potenciales que se decantan por un producto, al centrar el punto de venta y hacerlo fácil de encontrar.
2) Disminución del coste por unidad y por suscripción. Pese a la inversión tecnológica inicial, una plataforma de venta estable evita tantos gastos de distribución, impresión y otros secundarios que permite unos márgenes de precio muy por debajo del coste del formato impreso; las reticencias iniciales del lector potencial son corregidas por un ahorro sustancial en el precio del producto.
3) Sencillez de pago: la pasarela debe ser fácil de visitar, navegable, usable e intuitiva, pero a la hora de pagar, todos los pasos evitables serán un tiempo de espera ahorrado al consumidor que evitará que pierda confianza en el sistema y replique su conducta de compra de forma continuada. El cobro debe ser seguro pero también sencillo.
4) Los contenidos no son tecnología, su calidad es sinónimo de prestigio, su valor es lo que interpreta el consumidor, por eso lo paga, y su calidad no debe disminuir. El aumento del atractivo en los formatos de producción no implica necesariamente un buen periodismo. No por obvio no debe resaltarse.
5) Pagar por un producto no implica prescindir de la publicidad, la búsqueda de nuevos canales publicitarios en dispositivos inalámbricos y formatos emergentes es una necesidad tan imperiosa como la plataforma de venta de los contenidos y su tecnología. En definitiva, la empresa informativa sigue teniendo las mismas formas de ingreso: venta de contenidos y publicidad.
6) Las nuevas formas de promoción ya no serán materiales. Se acabó regalar dvd,s con películas, sino vales promocionales con el contenido de la película, y siguiendo esa dinámica, las promociones serán intangibles o por sorteo y marketing on-line de productos físicos, siempre evitando la logística de enviar todo para todos, tan necesario y a la vez costoso en el canal de ventas tradicional.
7) El nacimiento de productos editoriales gratuitos sobre plataformas móviles exclusivas, una vez avancen las nuevas formas de publicidad, no debe ser excluido.
Juan Pablo Mateos Abarca
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