Juan Pablo Mateos Abarca | Miércoles 22 de octubre de 2014
La vista, esa necesidad de atisbar la realidad en todos sus matices, ocupa un espacio fundamental en la definición de los formatos. Actualmente el posible cansancio ocular sobre tabletas digitales provoca en los usuarios desazón y distancia para estar leyendo durante horas ante cualquier terminal innovador, exceptuando los Ebook, que sólo ofrecen una escala de grises y blanco y negro, insuficientes en la era de la holografía.
Los medios necesitan una pantalla amigable, que cuide los ojos y no sólo los informe. La cuestión no es baladí, la lucha por la pantalla perfecta es una prioridad entre fabricantes y creadores de contenido. La pugna por la visibilidad es tan grande que hasta competidores como Samsung y Apple, en los tribunales en varios países por patentes electrónicas, podrían llegar a un acuerdo para que Apple incorpore en sus terminales móviles la tecnología de pantalla Amoled de Samsung; y es que a veces llegar a un acuerdo es más barato que el I+D necesario para alcanzar su brillo y definición.
Amoled y su evolución, SuperAmoled, incorporadas en la línea Galaxy de tabletas Samsung, ha conseguido reducir brillos y un ángulo de visión de tal calidad que los terminales HTC, también su competencia, ya lo usan en sus productos. Su menor consumo de energía, robustez y mejor definición, hacen de esta tecnología la apuesta ganadora a medio plazo.
Pero, ¿Por qué la pantalla es tan importante en los medios on-line? La respuesta, no por obvia, deja de ser esencial: cuanto mejor se vea, menos canse y más cercana sea la imagen, más fácil será el desembarco de los lectores en la era digital. La mayoría de las pantallas cansan cuando se lee continuamente, la tinta electrónica no ha solventado sus problemas de cromatismo, impidiendo, por ahora, ofrecer múltiples colores, y la tecnología de pixel se ha convertido en el único camino a seguir para una aceptación completa de la audiencia a los nuevos formatos emergentes.
La nueva Samsung Galaxy de 7.7 pulgadas incorpora SuperAmoledPlus, lo más cercano a una imagen real obtenido hasta el momento para una tableta digital. Presentada el 5 de septiembre, su apuesta por un tamaño diferente ( de 7,1 a 7,7 pulgadas), abre de nuevo el abanico de opciones de superficie. Es probable que los fabricantes de “cacharros”, como de forma jactanciosa definía a Apple y Samsung el consejero delegado de Sony, Howard Stringer, no tengan claro que una publicación se visualiza con una amplitud de pantalla necesaria y suficiente, y estos cambios en las pulgadas denotan cierto desconocimiento sobre las necesidades del lector de tabletas, debido a lo novedoso del planteamiento. Pero leer o escribir son dos caras de una misma moneda, y observar que la lectura sólo se puede realizar con comodidad en un terminal con las medidas apropiadas es cuestión de tiempo. Siete pulgadas es poco.
Howar Stringer no critica con desdén a los industriales e ingenieros que diseñan nuevos productos, sólo define su trabajo. Cuando afirma que estos cacharros no son nada sin sus contenidos, acierta. El contenido digital es la diferencia en una tableta. Aplicaciones, juegos, servicios y capacidades que convierten el soporte en una herramienta, no un mero objeto de deseo, son la clave de una relación exitosa entre el lector, consumidor, internauta o comprador. Por fortuna para Sony, hace películas, juegos, desarrolla conceptos y rellena los terminales, pero además, fabrica “cacharros”, la afirmación se sostiene por quién la dice.
Juan Pablo Mateos Abarca
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