Las izquierdas nos las damos de tener una ética a prueba de bomba, especialmente en lo económico, y lo vivido en los últimos años de los gobiernos de Felipe González parecía había dejado anticuerpos potentes para evitarlo de nuevo.
Error, nos equivocábamos y ahora despertamos de forma abrupta de aquel sueño feliz. Qué decepción.
Sin tiempo apenas para reponernos nos viene de sopetón el “caso Errejón”, que afecta a lo que debería ser un comportamiento personal ejemplar de los representantes de izquierdas, en un tema tan sensible, tan nuestra bandera como el maltrato sexual, sea este físico, psicológico o de comportamiento.
Viene además de un tipo que respetábamos e incluso a pesar de las diferencias ideológicas admirábamos como Iñigo Errejón.
En algún instante pensé y defendí que su lugar en la política era en el PSOE, incluso se barajó la posibilidad de que fuera ministro.
Una nueva decepción, un nuevo jarro de agua fría a añadir al de Ábalos. Dos referentes de las izquierdas destrozando parte de nuestro activo.
Lo peor es su reacción ante lo que parece evidente. El primero mareando la perdiz dando argumentos a unas derechas desbocadas que se alimentan vorazmente de su incongruencia, Errejón elaborando una nota de prensa infumable en la que obvia cualquier atisbo de autocrítica, ese valor que lamentablemente está a la baja en nuestro ámbito.
Autocrítica que también debiera ahora venir de su entorno, personal y político. ¿Se conocía y callaron? Esos comportamientos son muy difíciles de ocultar, siempre salen en alguna circunstancia.
¿Ahora qué? Pues a lo ya delicado de la situación para el gobierno de coalición se añaden esto casos que sin duda harán mucho daño electoralmente hablando.
Las derechas están echadas al monte y crecidas alimentadas por los errores que salen de nuestras filas.
Voy a lanzar una reflexión polémica que puede causar asombro. Esas izquierdas han ido perdiendo la perspectiva de aplicar una estrategia a largo plazo, solo funcionan con táctica a corto y como mucho a medio plazo.
Quizás haya llegado el momento de pasar un tiempo en la oposición, convocar unas nuevas elecciones en las que con toda probabilidad ganen y que la sociedad sufra en propias carnes sus devastadoras políticas enemigas de la justicia social.
También algunos como Junts y su líder sufrirán en propias carnes eso que durante meses llevan provocando.
Después lamernos las heridas durante ese tiempo promocionando nuevos liderazgos que nos lleven de nuevo al gobierno.
En estos seis años se ha aprendido mucho, se han practicado políticas de defensa de los más débiles y poner en su lugar a los poderosos. La economía ha sido el elemento más fuerte de la actividad de gobierno situando a nuestro país a la cabeza de la UE.
Quizás hemos tenido carencias en dos áreas que no hemos sido capaces de solucionar adecuadamente, la emigración y la vivienda.
Estoy convencida de que unas derechas que pudieran arrasar juntas creando un nuevo gobierno de mayoría absoluta, serían devastadoras para las capas populares de nuestra sociedad pero quizás es lo que se necesite ahora.
Muchas veces nos preguntamos cómo un personaje tan lamentable como Isabel Díaz Ayuso, puede ganar de manera tan abrumadora en Madrid a pesar de sus errores.
Quizás ese tránsito fuera del poder nos pueda dar la clave de ellos.
Por cierto una recomendación también polémica, busquemos en la madurez esos nuevos liderazgos, exploremos entre gentes veteranas y rodadas, dejemos los experimentos con jóvenes que no han acabado de funcionar. Este mundo necesita veteranos y veteranas al frente de las instituciones.
Veremos.