Juan Pablo Mateos
Empezaron comprando un reloj con calculadora, alimentaron sus esperanzas en poseer una consola Atari o un Spectrum, soñaron con obtener la Nintendo o la Master Gear de Sega, disfrutaron con la Dreamcast, en una progresión de Ocio On-line que se adelantó a su tiempo y costó cara a la Dream -que fue fagocitada por Sony-, disfrutaron con Nintendo y ahora se esquilman la cartera para poseer la nueva generación.